Este viernes, 12 de septiembre, aproximadamente a las 11.00 horas, el imponente superyate Golden Odyssey ha atracado en la Marina Dávila buscando refugio en la ría ante las inclemencias meteorológicas que azotan el Atlántico. Con sus 123,2 metros de eslora, esta embarcación, originalmente encargada por el príncipe saudí Khaled bin Sultan al Saud, se ha convertido en un símbolo de lujo y drama financiero tras su venta en una subasta judicial. Durante este fin de semana, Vigo será testigo de una joya náutica que mezcla opulencia, historia y un giro inesperado, capturando la atención de locales y curiosos por igual.
Una obra maestra nacida del esplendor de un príncipe
El Golden Odyssey fue concebido como el sueño de Khaled bin Sultan al Saud, un príncipe saudí conocido por su defensa de la conservación marina a través de su fundación Living Oceans. Encargado en 2015 al prestigioso astillero alemán Lürssen, este yate de lujo fue diseñado como un reflejo de su estatus, pero el destino tuvo otros planes. El príncipe, que nunca llegó a pisarlo debido a las dificultades financieras que lo aquejaban, vio cómo su creación se convertía en garantía de un préstamo con Deutsche Bank Luxembourg. En 2022, tras un proceso judicial, el yate fue subastado en Malta por aproximadamente 150 millones de euros, marcando el fin de una era y el comienzo de una nueva vida bajo el mando de una compañía de las Islas Vírgenes Británicas, vinculada a un multimillonario chino que ahora lo tiene en venta a la espera de un yate aún más grandioso.
Diseñado por Francis Design en el exterior y el legendario Alberto Pinto en el interior —antes de su fallecimiento—, el yate combina líneas elegantes con interiores atemporales de opulencia serena. Su casco de acero y superestructura de aluminio garantizan resistencia, junto a un volumen interior de 7.690 GT, ofrecen un espacio sin igual, alojando a 30 invitados en 15 suites y una tripulación de 70 personas. Esta herencia principesca, ahora marcada por un giro dramático, añade un magnetismo irresistible a su presencia en Vigo.
Lujo y tecnología en un refugio inesperado
El Golden Odyssey no es solo un relato de riqueza perdida, sino también un prodigio de ingeniería. Impulsado por un sistema diésel-eléctrico, alcanza una velocidad máxima de 20,5 nudos y un alcance de 6.492 millas náuticas, perfecto para travesías transatlánticas. Entre sus joyas destacan una cubierta privada para el propietario con spa, jacuzzi y terraza, una piscina convertible en escenario, un club de playa en la popa y un helipuerto certificado. Los ascensores internos aseguran una movilidad fluida, mientras su diseño prioriza la privacidad, un legado del gusto exquisito de su primer dueño.
Su llegada a Vigo, motivada por vientos y cielos tormentosos, pone en relieve su robustez y versatilidad. La ría, protegida por las Islas Cíes, ofrece un refugio natural que ha acogido a otros titanes del mar, pero pocos con una historia tan fascinante como esta. El yate, valorado en millones, se convierte en un espectáculo flotante que invita a imaginar los días de esplendor de un príncipe y los intrincados caminos del mercado internacional.
Un fin de semana de lujo y misterio en Vigo
La escala del Golden Odyssey en Marina Dávila, prevista hasta al menos el domingo, aunque algunas fuentes hablan que su estancia podría extenderse hasta el miércoles 17 de septiembre, transforma Vigo en el escenario de un relato digno de novela. Las condiciones meteorológicas, con vientos moderados y cielos variables, han obligado a esta embarcación a detenerse, ofreciendo a los vigueses la oportunidad de admirar de cerca un símbolo de extravagancia y un capítulo de alta finanza. Desde su subasta en Malta hasta su paso por manos chinas, el yate lleva consigo un aura de intriga que contrasta con la serenidad de la ría.
Mientras el yate espera condiciones más favorables, su atraque reafirma el prestigio de Vigo como un enclave náutico capaz de acoger a las joyas flotantes del mundo, desde cruceros de lujo hasta yates de multimillonarios.