La ciudad de Vigo ha conseguido eliminar muchas de las barreras que presenta su orografía, facilitando la movilidad. Sin embargo, sigue siendo una ciudad para andarines, para personas a las que les gusta caminar. Y ese deporte de urbanitas vigueses se puede practicar, sobre todo, por varios recorridos, además de sus calles, por ejemplo, ahí están, entre otros, el llamado paseo del Lagares, la subida -y bajada- al parque de O Castro, la subida -y bajada– al monte de A Guía, el paseo por el parque de Castrelos, el paseo junto al mar desde el centro hasta Bouzas, y sin olvidar el paseo por la Avenida de Castelao, recientemente pintado tal como puede observarse en la fotografía. Puede decirse que Vigo es una ciudad atractiva y llena de color que invita al paseo.