En la alfombra roja del Festival de Cannes, uno de los eventos cinematográficos más prestigiosos del mundo, pocas historias han brillado con tanta autenticidad como la de Marina Troncoso. Esta viguesa de 71 años, presidenta de Aulas Abertas, la asociación de alumnos mayores de la Universidad de Vigo, hizo su debut actoral en Romería, la nueva película de Carla Simón, seleccionada para la Sección Oficial del festival en 2025. Sin experiencia previa en el audiovisual, Troncoso se ha convertido en un símbolo de talento, demostrando que la vida puede sorprender con oportunidades inesperadas incluso en las etapas más avanzadas.
Un casting fortuito que cambió todo
La entrada de Marina Troncoso en el mundo del cine fue, en sus propias palabras, “una casualidad”. Todo comenzó cuando un amigo la recomendó para un pequeño papel en Romería, el tercer largometraje de Carla Simón, rodado en Vigo. “Buscaban actores gallegos para papeles pequeños, y mi amigo pensó que yo encajaba perfectamente para el personaje de una señora”, relata Troncoso. Lo que siguió fue un proceso de casting que, lejos de intimidarla, despertó su curiosidad.
Tras enviar un video de presentación, fue convocada a varias pruebas. “Primero fue con María Rodrigo y su equipo, luego con Carla Simón y más miembros del proyecto. En el tercer o cuarto casting ya había otros actores dándome la réplica. Yo no soy actriz, era mi primera vez en el audiovisual, pero me metí en el papel que me pidieron”, explica. Su naturalidad y carisma convencieron al equipo, y así obtuvo el papel de la abuela materna de Marina, la protagonista interpretada por Llúcia Garcia. Este personaje, inspirado en la historia familiar de la propia Simón, es una figura compleja que guarda secretos y refleja las tensiones de una generación marcada por el dolor.
La magia de Cannes
Para Troncoso, pisar la alfombra roja de Cannes fue una experiencia tan fascinante como inesperada. “No me impresionan mucho estas cosas, pero es cierto que es el festival de cine más importante del mundo. Jamás me imaginé en un sitio así”, confiesa. Con su característica humildad, la viguesa se preparó para la ocasión con “un par de modelitos bonitos” que respetaban el código de vestimenta sobrio que requería Romería, una película que apuesta por la sencillez y la profundidad emocional.
Lo que más atesora de Cannes no fue el glamour, sino el reencuentro con sus compañeros de rodaje. “Hicimos una pequeña familia, más allá de la ficticia que se ve en pantalla”, cuenta. La experiencia en La Croisette, donde vio la película por primera vez, la marcó profundamente: “Al ver la ría, al ver Vigo, se me caían las lágrimas. Y luego, 3000 personas aplaudiendo durante más de 12 minutos… es algo increíble y emocionante”.
Un momento particularmente conmovedor ocurrió tras la proyección de Romería, cuando el tío de la propia Carla Simón se acercó a Marina para decirle que su interpretación le había hecho revivir a su madre. “Me dejó sin palabras”, admite. Este impacto emocional de aquellos que conocieron a la propia abuela de Marina subraya la fuerza de su actuación, que logró capturar la esencia de un personaje inspirado en la historia real de la directora.

Dando vida a la abuela de ‘Romería’
En Romería, Troncoso interpreta a la abuela materna de Marina, una joven que viaja a Vigo para conocer a la familia de su padre biológico, fallecido por sida. La película, que compite por la Palma de Oro, aborda con delicadeza temas como la memoria, la identidad y el impacto de la heroína en una generación perdida. El personaje de Troncoso es una figura compleja, distante y marcada por el peso del pasado, muy diferente a la calidez y vitalidad que caracterizan a la actriz en la vida real.
“No me veo reflejada en la pantalla. Físicamente soy yo, pero no soy esa persona. Hice el personaje que Carla me pidió”, explica Troncoso. Bajo la dirección de Simón, quien ha creado una narrativa propia por su enfoque naturalista y su habilidad para trabajar con actores no profesionales, Troncoso ha logrado una interpretación auténtica y conmovedora. “El mérito es de Carla, que me enseñó a meterme en el personaje”, insiste con modestia.
Un talento senior que inspira
A sus 71 años, Marina Troncoso no solo ha debutado en el cine, sino que lo ha hecho en uno de los escenarios más prestigiosos del mundo. Sin embargo, su historia va más allá de las luces de Cannes. Como presidenta de Aulas Abertas, ha liderado iniciativas para promover el aprendizaje continuo entre personas mayores, y como organizadora del congreso de Ceoma, ha defendido el valor del talento senior. Su participación en Romería es un ejemplo vivo de su filosofía: “El talento sénior no es tener mentes prodigiosas, sino una experiencia acumulada que nos permite abordar muchas cosas”.
A pesar del éxito, Troncoso mantiene los pies en la tierra. “He entrado al audiovisual por la puerta más grande posible, pero seguiré con mis cosas. Esto fue algo fortuito”, afirma. Tras regresar de Cannes, se reincorporó de inmediato a sus actividades en Aulas Abertas y ya planea su próximo viaje a Madrid para una convención de alumnos mayores.
El impacto de su aventura cinematográfica también ha llenado de ilusión a su entorno más cercano. “Mis nietos están encantados porque la abuela está en el cine, mis hijas orgullosas y mi marido ni te cuento”, comparte con una sonrisa.
Un legado de autenticidad
Romería no solo ha consolidado a Carla Simón como una de las miradas más potentes del cine español, sino que ha dado a conocer al mundo el talento de Marina Troncoso, una mujer que, sin buscarlo, se ha convertido en un símbolo de reinvención y valentía. Su debut en Cannes es una prueba de que el talento no tiene edad y de que las historias más auténticas pueden surgir de los lugares más inesperados. Como ella misma dice, está segura de que Romería merece la Palma de Oro, “aunque otra cosa es que la consiga”. Lo que es indudable es que, con su carisma y humildad, Marina Troncoso ya ha ganado un lugar en el corazón de quienes la han visto brillar.