El Concello de Vigo ha puesto en marcha una ambiciosa obra para revitalizar la plaza situada frente al Olivo, en el Paseo de Alfonso XII, uno de los enclaves más emblemáticos de la ciudad. Con una inversión de 119.106,80 euros, el proyecto, diseñado por el premiado arquitecto vigués Alfredo Sirvent, busca embellecer este espacio histórico, mejorar su accesibilidad y consolidarlo como el mejor mirador urbano de Vigo, con vistas inigualables a la Ría de Vigo y las Islas Cíes. La reforma, que incluye una nueva fachada de granito y una grada para disfrutar de las puestas de sol, promete devolver el esplendor a esta esquina del Casco Vello, largamente olvidada.
Una plaza con historia, lista para renacer
La plaza frente al Olivo, ubicada en la confluencia del Paseo de Alfonso XII y la Rúa Santiago, es un símbolo de Vigo. Este espacio ofrece una panorámica única de la ría, el puerto y las Islas Cíes. Sin embargo, el local municipal en desuso situado en el número 1 del Paseo de Alfonso, justo bajo la Rúa Santiago, llevaba años en estado de deterioro, con una fachada degradada que deslucía el entorno.
El proyecto, iniciado en mayo de 2025, aborda esta problemática con una intervención integral. “Estamos haciendo una reforma de un edificio municipal en la conexión de la Rúa Santiago con el Paseo de Alfonso, justo en frente al Olivo de la ciudad”, anunció el alcalde Abel Caballero, subrayando la importancia de esta actuación para dignificar el corazón del Casco Vello.
Granito y accesibilidad
El diseño de la reforma, a cargo del estudio de arquitectura de Alfredo Sirvent Silveira, galardonado en los premios Gran de Area 2024, apuesta por la sobriedad y la integración urbana. La fachada del local, actualmente tapiada, será sustituida por un plano ciego vertical de granito, un material que garantiza continuidad estética con el pavimento de la plaza. “Un único material, el granito, resuelve la continuidad urbana entre pavimento y fachada”, detalla el proyecto, según informó VigoÉ. Esta elección no solo embellece el entorno, sino que refuerza la identidad gallega, evocando la solidez de las construcciones históricas del Casco Vello.
Uno de los elementos más destacados de la obra es la creación de una grada de granito frente al local, diseñada como un mirador para contemplar las puestas de sol sobre las Islas Cíes. “Delante vamos a construir una grada en granito que permitirá desde allí ver las mejores puestas de sol del planeta”, afirmó Caballero, enfatizando el valor paisajístico de la plaza.
Un mirador con vistas al futuro
El Paseo de Alfonso XII, proyectado por el arquitecto Jenaro de la Fuente en los años veinte, es uno de los miradores más queridos de Vigo. Su balconada de hierro forjado, decorada con querubines esculpidos por Camilo Nogueira, y su ubicación frente al Olivo lo convierten en un punto de referencia para locales y visitantes. Desde este enclave, las vistas abarcan la Ría de Vigo, el puerto y las Islas Cíes, especialmente al atardecer, cuando el cielo se tiñe de tonos cálidos. La reforma de la plaza busca potenciar este atractivo, consolidándola como un espacio público de calidad.
“119.000 euros para rehacer la fachada de un edificio que no tiene uso porque prácticamente no tiene superficie, pero que esté acorde con la plaza, con la maravillosa plaza que estamos haciendo en el Olivo y en Paseo de Alfonso”, explicó Caballero. La intervención, aunque modesta en escala, forma parte de un plan más amplio del Concello para revitalizar el Casco Vello.
Un símbolo de la identidad viguesa
El olivo que preside la plaza no es solo un árbol, sino un emblema de Vigo. Según la historia, este ejemplar tiene sus raíces en un olivo plantado por los caballeros templarios en el atrio de la Concatedral de Santa María. Tras ser trasladado a la Puerta del Sol y finalmente al Paseo de Alfonso en el siglo XX, el árbol fue protegido con una verja y una placa de bronce en 1932, que reza: “Dentro de esta verja, ofrenda de los vigueses a su árbol simbólico, queda hoy depositada por ellos la promesa firme de su amor, de su lealtad y de su abnegación por la ciudad amada”. La reforma respeta este legado, integrando el olivo como eje central de la plaza renovada.
La obra también dialoga con la historia del Paseo de Alfonso, que en su origen llevó el nombre de Paseo de Ramón Franco durante la Segunda República, antes de recuperar su denominación actual tras la Guerra Civil. Este contexto histórico, junto con la presencia de locales como El Castro o Hiroki, que ofrecen vistas privilegiadas desde la calle, refuerza la importancia de la plaza como punto de encuentro cultural y social.
Una plaza para contemplar el alma de Vigo
Cuando las obras concluyan, la plaza del Olivo será más que un mirador: será un lugar donde los vigueses y visitantes podrán sentarse en la grada de granito, contemplar las puestas de sol sobre las Islas Cíes y reconectar con la historia de la ciudad. La reforma, con su fachada de granito y su diseño funcional, no solo soluciona problemas constructivos, sino que dignifica un rincón que, como señaló VigoÉ, “lleva muchos años en avanzado estado de deterioro”.
El Paseo de Alfonso XII, con su olivo centenario y sus vistas incomparables, está listo para escribir un nuevo capítulo. En pocos meses, esta plaza renovada invitará a todos a detenerse, respirar el aire de la ría y celebrar la esencia de Vigo, una ciudad que mira al futuro sin olvidar sus raíces. Como prometió Abel Caballero, este será el lugar desde donde se contemplen “las mejores puestas de sol del planeta”, un regalo para los vigueses y un orgullo para ciudad.