Chus Lago y su equipo están atravesando el Baikal de sur a norte, en una travesía que persigue un doble objetivo: cumplir un reto deportivo y ser una llamada de atención sobre los efectos que el cambio climático tiene para los ecosistemas de las regiones polares.
En los últimos 100 años, el Baikal ha experimentado un aumento de temperatura de 1,2º que provoca que ahora se congele durante 18 días menos al año. Las deportistas están experimentando en su aventura un grosor del permafrost (la capa helada que cubre la superficie del lago de febrero a abril) menor al esperado, que las obliga a avanzar con extrema cautela y arrimarse a la orilla para hacer noche. En las breves comunicaciones que se han podido establecer con las deportistas, han señalado que el hielo al moverse hace unos ruidos ensordecedores que no cesan ni de día ni de noche y se han encontrado con fracturas de hasta 4 metros de ancho.
La travesía recorrerá un total de 700 km, repartidos en aproximadamente 30 días, durante los que las deportistas no realizan paradas de avituallamiento y duermen acampadas sobre el propio lago helado, soportando temperaturas inferiores a -30º y cargando en trineos de unos 80 kg de peso con todo lo necesario para sobrevivir durante un mes en un entorno tan hostil.