Para ello, solicitan que el acuerdo al que se llegue incluya cláusulas que garanticen sus condiciones laborales y económicas, su estabilidad y el número de horas trabajadas, que se han visto reducidas en los últimos años sin que el Sergas haya intervenido.
“No vamos a intervenir en las negociaciones. Eso les corresponde sólo a la dirección de Povisa y al Sergas. Pero no podemos estar a expensas de que esto vuelva a pasar”, aseguran desde el comité de empresa, que se encuentra en un estado de confusión por las distintas versiones que reciben acerca del conflicto.
“La versión del Sergas es que todo va bien pero Povisa dice todo lo contrario. Según ellos, las negociaciones van mal y no se avanza gran cosa”, desvelan. Todo esto, inciden, “nos afecta mucho” por el “miedo a que haya una fuga de pacientes” y que eso conlleve despidos o un ERE.
Por el momento el único acuerdo al que se ha llegado concierne a la medicación de alto impacto –para tratar enfermos de hepatitis, VIH o cáncer-, que será gestionada por el Sergas. Sin embargo, ninguna de las partes les traslada si la situación se podrá arreglar pronto.
Así, se han dado un plazo de dos semanas y, si no se producen avances en las negociaciones, valorarán emprender algún tipo de movilización.