Su caso lo ha dado a conocer la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma) de Galicia, que no es amiga de publicar fotografías de los animales que están siendo tratados o que aparecen perdidos en las costas. Pero en casos como el de Beo hacen una excepción. Porque, tal y como explican, amputaciones como la que sufre esta tortuga de 25 centímetros en su aleta delantera derecha son causadas “normalmente” por “líneas de palangre o redes fantasmas”. Así, además, quieren concienciar a las personas de las consecuencias de tirar desperdicios al mar y de la cantidad de basura existente en las aguas que termina afectando a los animales.
A pesar de todo, Beo -que sigue los pasos del lobo marino Bens, encontrado con plásticos en el estómago- consiguió llegar a la costa atlántica “desde el otro lado del océano” y luchando contra “los envites del mar”, contra “la infección causada” y contra el hándicap de tener que nadar “con la mitad de sus recursos”. Desde la coordinadora aseguran que pelearán “hasta el último minuto” para salvarla, aunque no garantizan que puedan hacerlo debido a su estado.