El chileno es el jugador que todo entrenador quiere tener en su equipo y, tras un análisis de sus características, es más que lógico que el Celta apueste por su contratación. Es un futbolista talentoso, con una notable capacidad para dar salida al balón y también un valeroso soldado. Un pivote voraz en la presión y el robo, el eje y cerebro de la única selección de Chile que conquistó la Copa América. Fue el pasado mes de junio y Díaz puede considerarse la extensión de Jorge Sampaoli en el campo. Un imprescindible. Berizzo, ante la marcha de cualquier jugador, siempre dice «le buscaremos reemplazo». Con la salida de Augusto, tenía el reemplazo más que pensado. Estaba seleccionado, escogido y señalado.
A los 29 años, Marcelo Díaz acumula una larga trayectoria internacional con Chile. Con 42 partidos con el combinado sudamericano, participó en aquel encuentro de infausto recuerdo para la selección española en el Mundial de Brasil. Disputó los 90 minutos del 0-2 que envió el combinado de Vicente del Bosque de regreso a la Península Ibérica. El bajo Díaz, con sus 166 centímetros, era uno de aquellos valerosos jugadores que acompañaron a Arturo Vidal en el mediocampo chileno. Uno de los que asfixió a la selección española en un duelo. Véase la acción que origina el primer gol chileno. Cuando «cayó el campeón», como titularon en el país de los Andes.
La trayectoria profesional
Precisamente, antes de llegar a Europa, Marcelo Díaz era un consumado futbolista. Militó durante años en la Universidad Católica, donde coincidió con Sampaoli, y durante un breve impás en La Serena. En el conjunto universitario cerró su etapa con tres títulos ligueros, una Copa Sudamericana y una espina clavada. Y es que alcanzó en dos ocasiones las semifinales de la Copa Libertadores. No consiguió superar nunca esta ronda. Labrada una reputación notable en toda sudamerica, no podía demorase más la llegada a Europa y fue por un camino inesperado. Recaló en el Basilea suizo. La explicación la tienen 4,2 millones de dólares.
Y en territorio helvético ejerció de mediocentro ofensivo. El otro registro del chileno. En el que aparece el pase y la creación. De toque exquisito posee desplazamiento en corto y en largo. Domina el golpeo con el interior del pie y con el exterior. Bajo la batuta de Díaz, el Basilea llegó a semifinales de Europa League y disputó dos ‘Champions’, en una de ellas, pasó a octavos de final. Una proeza para el Basilea y una etapa que finalizó con la marcha del chileno al Hamburgo.
Precisamente, su etapa en tierras alemanas finalizará este semana. A pesar de entrar en el equipo con mal pie por una lesión (enero de 2015) y salir de igual forma, con otra lesión, Marcelo Díaz es un ídolo absoluto para la afición germana. La explicación está en una falta desde la frontal. Corría el minuto 91 del partido de vuelta de la promoción de descenso ante el Karlsruhe. El marcador indicaba un 0-1 que suponía el primer descenso en la historia del Hamburgo. Nunca había pasado por la segunda categoría. El chileno se perfiló y envió el balón suave, pero con la fuerza suficiente por encima de la barrera. Forzó la prórroga y, en ella, su equipo marcó otro gol y logró la permanencia en la Bundesliga. Se editaron camisetas con la falta convertida por ‘Chelo’ o ‘Carepato’ Díaz.
Y es que de apodos también está servido el chileno. ‘Chelo’, de fácil explicación, y ‘Carepato’ porque un entrenador, en sus inicios, comparó su cara con la de este animal. No le molestó y ya se sabe… La prensa española también lo comparó con Xavi Hernández en los días previos a aquel fatídico partido para la selección española. ‘El Xavi de Chile’, tituló algún que otro medio. Ahora, a las puertas de la treintena, llega su oportunidad en la Primera División española. A juzgar por su trayectoria y su fútbol, se entiende la insistencia de Berizzo en traerlo incluso lesionado. Su bagaje habla de jerarquía, calidad y trabajo. ¿Quién no acepta esperar unas semanas?