“Este hospital é unha estafa”, aseguró el presidente de la junta de personal, Ángel Cameselle, a los medios de comunicación. Las quejas de los profesionales y los usuarios del Álvaro Cunqueiro no remiten. Todo lo contrario, van en aumento con el paso de los días. El próximo 13 de octubre está convocado un paro general de 24 horas, pero hasta entonces los trabajadores han decidido mantener un encierro en el vestíbulo del centro médico.
Es difícil encontrar en el nuevo hospital de Vigo a alguien satisfecho. Los empleados lamentan un día sí y otro también la falta de medios humanos y materiales para atender a los pacientes, mientras que los usuarios abordan a los periodistas con quejas por mil y un motivos. Este miércoles, el ambiente se caldeó tras la llamada a la movilización de la junta de personal. En el hall, decenas de personas esperaban a pedir cita en una interminable cola. A escasos metros, los trabajadores reclamaban que directivos y cargos políticos asumiesen la responsabilidad de lo que consideran un “desastre” y una “vergüenza”.
“¡Conselleira, dimisión; conselleira, trapalleira!”, “Queremos un hospital e non unha sucursal” y “Feijóo atende, Vigo non se vende” fueron los gritos de los profesionales. A las 10:30 horas estaban convocados y allí se reunieron varios cientos de personas. Antes de dar una rueda de prensa, realizaron un pequeño recorrido por la zona de consultas en el que varios pacienes “abordaron” a la prensa para dar sus quejas sobre asuntos como el coste del aparcamiento o la falta de accesos para las sillas de ruedas.
“Non lles importan nada nin os pacientes nin os traballadores, xa que o único que pretenden é facilitarlle o negocio ás empresas”, aseguraba María Xosé Rodríguez, de la CIG. Lourdes Carbajo, del sindicato Satse, relataba los problemas que existen para trabajar. “Es una vergüenza, no funciona nada y tanto profesionales como pacientes viven con un estrés y una angustia insoportable. Te da miedo preguntar a alguien cómo está, solo le ves la cara y ya los sabes”, explicaba.
Cameselle señalaba que ya se han suspendido operaciones por falta de medios y anunciaba que se encerrarían en el hospital hasta que haya una solución. “E se queren, que chamen á garda civil”, apuntaba.
En el vestíbulo, los celadores ya no estarán solos. Este miércoles cumplieron tres días de encierro y eran visibles las caras de agotamiento. Disponen de una tienda de campaña y de una mesa para recoger firmas. “Es increíble la cantidad de gente que ha pasado por aquí, algunos incluso quieren firmar dos veces”, señala la celadora Mónica Domínguez.
La huelga general está convocada para las ocho de la mañana del día 13 y no pararán hasta la misma hora del día siguiente.